Un estudio liderado por el doctorando Jonathan Pelegrin-Valls y supervisado por Javier Álvarez, del Departamento de Ciencia Animal de la Universitat de Lleida (DCA-UdL) y Beatriz Serrano, del DCA-UdL y miembro del grupo de investigación de nutrición animal y medioambiente de Agrotecnio-CERCA, pone de manifiesto que la pulpa de algarroba tiene un papel inmunomodulador y antioxidante en el tracto gastrointestinal de los corderos, mejorando su salud gastrointestinal y limitando la posibilidad de sufrir determinadas enfermedades parasitarias.
En un contexto de cambio climático en el que la nutrición animal se enfrenta a grandes desafíos, la pulpa de algarroba es una alternativa interesante a otras dietas que mejoran la productividad pero que pueden derivar en desórdenes metabólicos como la acidosis ruminal. El algarrobo (Ceratanoia siliqua L.) es un árbol autóctono de la cuenca mediterránea y del cual España es uno de los principales países productores. La pulpa de la algarroba se considera un desecho agrícola y se puede utilizar en ganadería como fuente de taninos condensados para la dieta de los animales rumiantes, ya que los taninos tienen beneficios nutricionales, de productividad y de salud.
El objetivo de la investigación fue evaluar los efectos de la pulpa de algarroba en la dieta, así como el impacto del calor sobre la salud gastrointestinal de los corderos y su propensión a contraer enfermedades parasitarias como la coccidiosis. Para ello, se realizaron tres grupos de corderos, a los cuales se les asignó uno de los siguientes tipos de dieta: sin pulpa de algarroba, con 150 gramos de pulpa de algarroba por kilogramo de pienso y con 300 gramos por kilogramo de pienso.
Los corderos criados de manera intensiva son propensos a sufrir colonización por coccidios, unos parásitos que se desarrollan en el intestino delgado y grueso y disminuyen la ganancia de peso de los animales, y por tanto la productividad de la explotación. Además, el estrés térmico que sufren los animales durante las estaciones más cálidas influye, entre otros, en homeostasis gastrointestinal, alterando el funcionamiento de los mecanismos fisiológicos. El estudio planteaba la alimentación con pulpa de algarroba como una posible solución a ambos problemas, tanto para controlar la coccidiosis como las afecciones derivadas del calor.
A lo largo de seis semanas después de establecer tres grupos de corderos con sus tres dietas diferenciadas en cantidad de pulpa de algarroba, se tomaron muestras de todos los animales. Su crecimiento no se vio afectado por el tipo de dieta, pero los análisis de heces y sangre mostraron mejores parámetros gastrointestinales de aquellos corderos que tomaron pulpa de algarroba.
Estos análisis pusieron de relieve que no hay interacción entre la dieta y la estación del año, en este aspecto: los corderos en situación de estrés térmico mostraron menor tasa de crecimiento y peores parámetros de salud gastrointestinal en general. Sin embargo, la inclusión de pulpa de algarroba en la dieta de los animales, ya fuera en 150 o en 300 gramos por kilogramo de pienso, mejoró la salud gastrointestinal de los corderos, aunque no contrarrestara los efectos nocivos del calor.
Más información:
Pelegrin-Valls, J., Álvarez-Rodríguez, J., Martín-Alonso, MJ., Aquilué, B., Serrano-Pérez, B. (2023) “Impact of carob (Ceratonia siliqua L.) Pulp inclusión and warm season on gastrointestinal morphological parameteres, immune-redox defences and coccidiosis in concentrate-fed light lambs”, Research in Veterinary Science, Vol. 163